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Se
apeló a la responsabilidad: no venimos a aburrirnos y perder el
tiempo, sino a integrarnos en las investigaciones de nuestros
equipos, a ensayar la obra, a diseñar y a colaborar en los trabajos
que el programa demanda.
Por
último, se anunció la confirmación de los nuevos “fichajes”
que, además de Mayte (con la que hemos podido contar desde el
primer día) se suman al proyecto: Fernando Heredia,
guitarrista; Gerardo Pozo, coreografía; y Virginia Baena,
artes plásticas. Sin duda estas personas enriquecerán la cantidad y
la calidad de las actividades, en las que -recapacitemos por un
instante- participan simultáneamente más de 50 alumn@s.
Así pues, la jornada
transcurrió sin estrés, con la marinería bastante motivada, buena
convivencia y cooperación, aunque se nota la falta de costumbre en
asumir la práctica del aprendizaje de forma autónoma,
responsablemente. No es fácil abandonar la “zona de confort”
donde me dicen en todo momento lo que tengo que hacer y, sin absurdas
“fatigas”, liberar nuestra creatividad individual, menos aún la
imaginación colectiva, siempre sometida a la crítica y a la
confrontación con los demás. Sin embargo, qué alegría cuando cada
cual busca sentido a su tiempo, a su escuchar, a su actuar, sacando
con entusiasmo partido a la vida.
En
fin, leímos el primer acto y parte del segundo (las voces de algunos
personajes ya resuenan desde la “olla la manteca”). Ojos
renovados miran colores distintos, planos y perspectivas de una
modernidad cuyos entresijos todavía desconocen. ¡Ah!
Éxito del comienzo de un taller que nos acerca a un oficio noble
donde los haya, el arte de ensamblar la madera: el maestro Rubén,
como San José, ejerció de carpintero mientras no muy lejos,
recostado en su carricoche, por primera vez su hijo sonreía al sol,
cañonero y primaveral.
Comandante Yors para el Cuaderno de Bitácora LPROF2013
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